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De vuelta en Dhaka, la capital del caos absoluto.

viernes, 27 de agosto de 2010

Maldita musica tradicional!

       Estaba a punto de abalanzarme chillando desesperadamente sobre el reproductor de musica de nuestro autobus, cuando el chico que se sentaba delante nuestro le pidio al conductor que lo apagara, y que hiciese lo mismo con aquellas molestas luces, de paso. La situacion mejoro sensiblemente: el ruidoso estruendo que nuestro destartalado transporte producia mientras abanzaba por la carretera se sobrellevaba mucho mejor sin aquella musica, aunque el conductor tardaria muy poco en volver a ponerla.

       Y es que llevabamos ocho horas escuchando las mismas canciones nepalies tradicionales, una y otra vez, en las que siempre se oia las mismas voces agudas y artificiales, una femenina y una masculina, alternandose. Todas iguales. Con el mismo ritmo, las mismas melodias, los mismos instrumentos y, estoy seguro, las mismas letras. Estridente es una de las muchas palabras que me viene a la cabeza. En serio, nunca me habia encontrado delante de una musica tan sumamente repetitiva. Me vais a decir "Oooh pero bueeeno, es su cultuuura, es difereeente". No. Ojala pudiera haceros pasar dieciseis horas escuchandola, sabriais de lo que hablo.

       Llegados a este punto, donde, aunque solo eran las ocho de la tarde ya parecia noche cerrada, fuimos poseidos por uno de esos ataques de risa estupida, a menudo producidos por la desesperacion. Aun no sabiamos que nos quedaban otras ocho horas de viaje, estabamos muy sucios y, lo que es peor... al conductor realmente le gustaba aquella musica, y no iba a dejar de ponerla.

       Y no lo hizo. Dieciseis horas y media de musica al maximo volumen despues de partir de Kathmandu a las doce del mediodia, llegamos a Ambassa. Este pequenyo pueblo se halla a trece kilometros del parque nacional de Bardia, y es el lugar mas cercano en el que paran los autobuses. Dos dias antes habia llamado a uno de los hoteles de la zona para pedir informacion, y de paso les pedi que nos vinieran a buscar, pero por como transcurrio la conversacion, tenia pocas esperanzas de que alguien nos estuviese esperando a las cuatro y media de la manyana en aquel desertico lugar.

       No me equivoque del todo. Para nuestra inmensa fortuna, alli habia un jeep del hotel al que pensabamos ir, con tres personas del staff, esperando. Lo que pasa es que no nos esperaban a nosotros, sino a un turista que tenia que llegar en una hora, de Pokhara, pero aprovechamos el viaje, y en media hora teniamos habitacion.

       Pese a las intensas dieciseis horas en aquel autobus nocturno, hay que dar gracias a Buda de que todo salio a pedir de boca y, ahora, a las doce del mediodia del dia 27 de agosto, ya tenemos la tarde y el dia de manyana planificados. Es la hora de hacer safaris!

       La conexion aqui es la mas lenta con diferencia que he encontrado en todo el Nepal, pero por lo menos existe, que no lo esperaba. Si un tigre no nos pega un muerdo, intentare ir informando de nuestras experiencias en el interior del parque.

Namaste!

1 comentario:

  1. quina odisea de viatge!!! envejo els vostres safaris...no oblideu grandes dosis de relex i a gaudir de veure bitxos
    us estimo

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