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De vuelta en Dhaka, la capital del caos absoluto.

martes, 14 de septiembre de 2010

The world looks different from 4.800 meters high

       Y cruzamos las nubes. Las dejamos atras. Y entendimos entonces porque habiamos pasado tres duros dias andando entre la mas espesa y monzonica de las nieblas, inmersos totalmente en el elemento agua, subiendo sin parar. En Kianjin Gomba, la ultima parada de nuestra ruta, a tres mil ochocientos metros de altitud, el paisaje era superlativo. Cinco, seis y siete miles se alzaban por doquier, sumidos en sus perpetuas nieves, y el cielo azul que tanto habiamos echado de menos tenyia de dorado las verdes praderas plagadas de yaks mansos y peludos.


       Nos habia costado cinco dias llegar alli, cuando lo normal son dos y medio, y es que el trekking empezo ya mal. En el primer dia de ruta se supone debiamos salir de Syabrubesi, a mil cuatrocientos metros, en direccion a un complejito de lodges llamado Lama Hotel, donde la mayoria de los caminantes pernocta en la primera noche, a dos mil cuatrocientos metros. Un desnivel de mil metros en un solo dia no era moco de pavo para empezar. Pero no fue asi, pues el camino estaba cortado por un deslizamiento de tierra, y habia que tomar una ruta alternativa.

       La ruta alternativa, en vez de seguir el valle de Langtang e ir ascendiendo al lado del rio, como hacia la normal, se desviaba hacia la izquierda y ascendia un montanyon para despues bajarlo y acabar uniendose a la primera, en Rimche, un pueblecito cerca de Lama Hotel. La ruta alternativa nos destruyo y, tras un ascenso de mil cuatrocientos metros de desnivel, a dos mil ochocientos, no podiamos ya mas con nuestras almas. La espesisima niebla y el chispeo constante no ayudaban nada, pues nos prohibian, encima, disfrutar del paisaje, que era lo unico que teniamos. Aquella noche, pues, no dormirmos en Lama Hotel, ni siquiera llegamos a Rimche. Nos quedamos en Sherpagaon, un fantasmagorico pueblecito a una hora y media de Lama Hotel que, sumido en la susodicha niebla, tenia un aire especialmente lugubre. Muchas bromas surgirian despues sobre los fantasmas que moran Sherpagaon.

       El segundo dia decidimos que no ibamos a cansarnos demasiado y no andamos mas de tres horas. Nos levantamos tarde, andamos hacia Lama Hotel, lo dejamos atras y paramos en una casilla llamada Riverside Lodge, a una hora del Lama, donde pasamos el resto del dia sin hacer nada mas que contemplar el nubarron en el que estabamos inmersos. Segun el planning standard, esa noche debiamos pasarla en el pueblo que da nombre al valle, Langtang, pero, debido al retraso acumulado, no llegariamos alli hasta la tarde del dia siguiente. Ibamos, pues, un dia por detras, pero poco importaba.

       Cuando llegamos a Langtang, a media tarde del tercer dia de andar, la niebla nos pisaba los talones. Habiamos gozado del primer dia azul, y habiamos dejado los humedos bosques llenos de sanguijuelas y mosquitos atras. Ahora vastos valles y praderas salpicadas de montones de flores distintas nos regalaban el primer panorama que fuimos capaces de observar en tres dias. Praderas alpinas, por fin, se abrian a nuestro paso y la niebla quedaba por detras, lo que me sento como una inyeccion de adrenalina en pleno ventriculo derecho. Fue una agradable caminata que nos tomo algo mas de seis horas. Tengo que destacar que avanzabamos a una velocidad patetica, pues nuestros maltrechos cuerpos urbanitas nada acostumbrados a andar ya tenian suficiente con acarrear las pesadas mochilas que traiamos. A cada paso que dabamos oiamos como nuestros pies chillaban de dolor, envueltos en ampollas. Por eso, los tramos nos tomaban mas horas de las normales, asi que el tercer dia, de Riverside Lodge a Langtang, fue especialmente largo, pero, remarco, bonito.

       A la hora de llegar a Langtang, la niebla nos atrapo y enterro el pueblo en las tinieblas. Yo tenia fe absoluta en que el tiempo iria mejorando con los dias, pues esa misma manyana habiamos podido disfrutar de una bonita vista del Langtang Lirung, la montanya mas alta de la region, con siete mil y pico. Mi fe sufrio un duro golpe al levantarnos al dia siguiente, el cuarto, cuando vi que la niebla seguia asentada en el pueblo, comodona, con pocas ganas de moverse. Solo nos quedaba un tramo para llegar al final, de Langtang a Kianjin Gomba (de tres mil cuatrocientos a tres mil ochocientos), que los locales decian que se hacia en dos horas andando lentamente. Decidimos, de todas maneras, quedarnos un dia en Langtang, pues no tenia sentido subir a las alturas si no ibamos a ver nada. Un aliciente extra para quedarnos en el pueblecito es que aquel dia se estaba celebrando una ceremonia religiosa en la que participaba casi todo el mundo. Una "puja" (pronunciese la jota a la inglesa), como ellos dicen, que mezclaba practicas budistas tibetanas con influencias de la religion animista que imperaba en el Tibet antes de que el budismo hiciera mella: el Bon.

       El valle de Langtang es un lugar maravilloso para apreciar la religion y cultura budista tibetana, pues practicamente todo el mundo que lo habita es de ascendencia tibetana, de refugiados que huyeron hace una o dos generaciones. Asi pues, todos los atuendos observables pertenecen a esa cultura, en todas partes se habla tibetano y, logicamente, las ceremonias tambien son de estilo tibetano. Aquella "puja", pues, se hacia con el objetivo de auyentar los malos espiritus del pueblo, pues nos explicaron que aquel habia sido un periodo especialmente malo para la poblacion, habiendose quitado la vida unas siete personas en lo que llevaban de anyo.

       Por esa razon, todo el pueblo se sumio en un dia entero de rituales, pregarias, canticos y tradiciones ancestrales, presididas por un lama y algunos monjes. Nosotros eramos los unicos turistas que residian en el pueblo aquel dia, y fuimos mas que bienvenidos a presenciar todo el proceso de purificacion. En el ritual, realizado en una edificacion reservada para eventos socioculturales, estaban presentes, a parte de nosotros, todos los ninyos del lugar, la mayoria de las mujeres y todos los hombres de tercera edad. El sector juvenil, curiosamente, se mantuvo al margen.

       El interior de aquella edificacion de una sola planta tenia dos habitaciones: en una se estaba cocinando continuamente daal bhaat y te, y en la otra se llevaba a cabo la continua ceremonia, que todo el mundo asistia sentado en el suelo, envuelto en el espeso humo del incienso y las hierbas tibetanas y el olor del te con leche de yak. Nosotros eramos objetivo de decenas de miradas curiosas y de frustrados intentos de conversacion que no tenian exito por culpa de una marcada barrera linguistica. Cada par de horas, todo el mundo salia a fuera a descansar y alli descubrimos que las mujeres de estas sociedades estan lejos de poseer un papel debil en el estrato. Confiadas, bromistas y muy saladas no nos dejaron en paz en ningun momento, y me pidieron que les hiciera cientos de fotos.

       Cabe destacar tambien que esta es una region muy acostumbrada al turismo pues, aunque nosotros seamos los unicos pringados que van alli en pleno monzon, en octubre y noviembre todos los lodges estan a rebosar. Y es que los pueblos alli, mas que pueblos son acumulaciones de lodges y guesthouses, donde las familias que los regentan viven, junto con los turistas a los que alojan. Es dificil encontrar una casa donde viva alguien que no sea un hotel, hostal, pension, lodge, tea house o guesthouse. Muchas palabras para lo mismo. Habitaciones sencillas y acogedoras, de madera, poco espaciosas, banyos compartidos y una estancia que sirve a su vez de comedor, cocina y sala de estar donde los propietarios del lodge suelen estar sentados o cocinando (estan siempre cocinando) en sus cocinas de barro y fuego de lenya. Si a esto le sumas unas vistas espectaculares, un flujo de te continuo y los olores que se desprenden de sus aromaticas hierbas se convierte en un entorno muy acogedor que me supo mal dejar atras.

       Pues bien, en la brillante manyana del quinto dia decididmos que ya era hora de subir a Kianjin Gomba y llegar asi al destino final de nuestro trekking. Recordais que los locales nos decian que, andando lentamente, serian dos horas? Obviamente fueron cuatro. Y esque nuestro cansancio, mochilas, ampollas y altura ya empezaban a pasar factura. Pero el paisaje era precioso, y el cielo azul, ya no habia niebla que nos persiguiera.

       Llegamos a Kianjin Gompa algo agotados y hambrientos y nos quedamos, como siempre, en el primer lodge que encontramos. Ibamos a pernoctar alli tres noches, pues ese es un punto desde el que parten numerosas excursiones de un dia, y teniamos pensado hacer un par. Aquella tarde, pues, fue sabatica, y nos preparamos para la excursion del dia siguiente, a caballo, hacia los prados de Langshisha Karka, a unas tres horas de nuestra ubicacion. Era una ruta relativamente llana, solo ascendia doscientos metros mas, hasta los cuatro mil, y de vistas increibles. El dia brillo con ganas y los panoramas fueron excelentes. Hizo que todo valiera la pena. Ademas los caballos eran un punto. A Adri le dieron un caballo blanco aburridillo, pues asi lo pidio, y a mi me dieron uno marron (ellos le llamaban rojo), con mas brio y nervio.

       Aquellas tres horas a lomos de los caballos acabaron con todos y cada uno de nuestros musculos. Eran bastante desobedientes (hasta el amo tenia problemas cuando le apetecia trotar) y tendian a hacer lo que hacia el de delante. En total eramos nosotros dos con los dos animales y dos locales que nos seguian, por si teniamos problemas. Uno de ellos era el propietario de nuestro lodge.

       Al final consegui que me hiciera algo de caso. Kangcha (si es que asi se escribe su nombre), el propietario, me dio unas lecciones de que gestos o gritos debia performar si queria que el caballo hiciera algo mas que andar a pasito de tortuga. Fue bastante excitante, pues no montaba a caballo desde que tenia pocos anyos y siempre me gusto. Pero, de todas maneras, preferi volver andando, pues tres horas de tortura muscular fueron mas que suficientes. Adri tambien acabo andando al final, y los dos guias se marcharon de vuelta con los caballos, dejandonos a nuestras anchas en medio de aquellas planicies.

       Al dia siguiente, septimo, realizariamos la segunda excursion: una breve ascension al Kianjin Ri (4.780 m) desde el que se suponia veriamos unas vistas de los glaciares y del rango del Himalaya alucinantes. Y lo fueron, aunque la niebla hizo de nuevo su aparicion y nos cubrio las cimas mas importantes. Asi, las vistas se extendian mas bien a nuestros pies que por encima de nuestras cabezas. Yo quise seguir subiendo hacia otras cimas de alrededor, pero la niebla se puso pesada, y la acompanyaba un viento gelido que nos invito a bajar.

       Asi habriamos alcanzado la maxima altitud de nuestro trekking: rozamos los cinco mil. Aquel dia la puesta de sol seria maravillosa e iluminaria con luz dorada los pastos llenos de caballos y yaks, para regocijo de mi camara. Al dia siguiente, y a mi pesar, abandonariamos el lugar a las seis y media de la manyana, con destino Syabrubesi.

       Los locales nos habian dicho que era posible volver en un dia, que ellos tardaban nueve horas. Nos motivamos, salimos super temprano y desandamos las cuatro horas hacia Langtang en solo una. Descender era mucho mas facil y estabamos llenos de optimismo. Despues de desayunar y en dos horas y media mas alcanzamos el Riverside Lodge. Alli almorzamos: habiamos hecho en una manyana lo que nos llevo dos dias y estabamos algo mas alla de medio camino. Despues de comer partimos hacia Lama Hotel y despues Rimche, lo que nos llevo algo mas de una hora. Desde este ultimo pueblo partian los dos cmainos antes mencionados: al venir llegamos por uno, el alternativo, y ahora debiamos tomar el normal, que  ya estaba abierto y suponiamos que seria menos duro. Pues no lo fue. Ya habiamos andado muchas horas y nuestros cuerpos llevaban acumuladas agujetas de tres dias de actividad continua. Nuestro estado fisico ya no era el adecuado y el sorprendentemente marcado descenso que partia de Rimche hacia Syabrubesi nos sento como una patada en la cara. No pudimos hacerlo. A eso de las cuatro de la tarde habiamos alcanzado nuestro limite y, tragicamente, decidimos quedarnos en un lodge que encontramos en el camino, a dos horas del destino final. Nos sabia fatal perder un dia entero solo por dos horas, pero es que tendriais que habernos visto, yo aun padezco las consecuancias de aquel dia.

       Al dia siguiente, pues, al minimo de nuestras fuerzas fisicas y tras un corto pero tedioso camino de algo mas de dos horas, alcanzamos el punto desde el que partimos nueve dias atras. Las consecuencias de nuestro intento suicida del dia anterior eran unos dolores extremos en las piernas y unas ampollas del tamanyo de un yak. Pero ya estabamos en Syabrubesi y solo quedaba esperar al dia siguiente para partir en autobus hacia Kathmandu a las seis y media de la manyana. Optimistas eramos, desconocedores del horroroso viaje que nos esperaba. Los ciento veinte kilometros que separan las dos poblaciones nos llevaron mas de catorce horas. 

       El primer percance ya lo esperabamos, pues era un habitual. A las dos horas o asi, un deslizamiento de tierra en medio de la carretera nos hizo cambiar de autobus. Tambien paso a la ida, cuando el deslizamiento era reciente y aun caian rocas mientras lo cruzabamos como podiamos con las mochilas. Una experiencia fantastica. Llegamos a la conclusion que en esa region, en vez de contar ovejas para dormir, cuentan deslizamientos, pues son realmente el pan de cada dia. Lo mas interesante del asunto es que de Syabrubesi partieron dos autobuses, y mas alla del deslizamiento solo esperaba uno. Imaginaos pues el percal.

       Aun y asi, todo sucedio con relativa calma hasta que nuestro nuevo autobus se quedo, para sorpresa hasta del conductor, sin gasolina. Dos horas de espera fueron necesarias para superar este segundo percance, al que seguiria otra hora y pico de espera en medio de la carretera al toparnos un camion atascado en el lodo que no dejaba pasar a nadie. Al final, llegamos a Kathmandu a las diez de la noche, en medio de la lluvia. El viaje aplasto rotundamente las pocas fuerzas que nos quedaban, pero ya estabamos de vuelta en la "civilizacion".

       Esta fue, en resumidas cuentas, nuestra experiencia que, pese a los contratiempos, fue lo mejor que he hecho y visto en este pais. Nunca olvidare las vistas ni las luces que vi alli arriba, ni la acojedora atmosfera que se respiraba. Repetiria encantado.

       Habreis notado que el trekking no duro tanto como nos proponiamos, pues algunos estareis al tanto que pretendiamos pasar fuera dos semanas, y no diez dias. Y es que pretendiamos hacer mucho mas, pues queriamos unir la ruta del valle de Langtang con la de los lagos de Gosainkund, hacia el este,  y bajar por la ruta de Helambu hacia el sur, para llegar casi al ladito de Kathmandu andando. En total son dos semanas, realmente, pero eso nos dejaba muy poco tiempo despues del trekking antes de volver y aun queremos ir a Bandipur. Por eso decidimos hacer solo la ruta del valle de Langtang, y asi encima ibamos a ir mas relajados. Y fue suficiente!

       Y para rematar la actualizacion... fotos!




Por orden de aparicion: el abarrotado interior de la sala donde se realizaba la "puja", las mujeres tibetanas que no paraban de pedirme "foto, foto!", y Adri siendo acosado por una mujer especialmente entusiasta.


Panoramica del valle con Adri en el medio, de camino a Kianjin Gomba, desde Langtang.


Este es Kangcha, el propietario del Mountain View Lodge, donde pasamos las tres noches en Kianjin Gomba, disfrutando de un suculento plato de jamon iberico con algo de queso de yak! Fusion de culturas. Gracias a mis padres por los subministros que le enchufaron a Adri, nos dieron muchas fuerzas durante el trekking. A Kangcha le encanto! Y no nos extranyo... todo el dia comiendo arroz y sopitas!


Y esta es Nima, la hija de Kangcha y Pasang. Los tres viven felizmente en el lodge en el que nos alojamos.




Panoramicas diversas en el dia de nuestra excursion a caballo y yo, finalmente, intentando conseguir que trotara.


Como os dije, desde 4.800 metros de altura, las vistas de que gozamos se extendian mas hacia abajo que hacia arriba por culpa de la niebla.


Y, para terminar, uno de los dorados campos que rodeaban Kianjin Gomba, plagado de gordos yaks, con uno gris al frente, mi favorito!




       Esto es todo! Estamos bien, hemos sobrevivido pese a no llevar guia ni porters como la mayoria de gemte, estamos felices, contentos y manyana nos vamos a Bandipur tres dias de relax!

      Ya queda poco para volver :)


3 comentarios:

  1. Im fliping!!!
    uoooo como ma molat tot!! i les fotos.. sembla realmanet que esteu completament adaptats a la zona!
    genial la foto de la cara de l'Adri (a qui li envio una gran abraçada!!)
    si, siusplau feu el favor de descansar i mejar força!
    tinc mooooltisssimes ganes de veureeeeet!!!
    merci pel mail d'aquest matí!

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  2. I tot sense perdre's...sorprenent la vostra valentia i esforç.
    US FELICITO DE TOT COR!!!

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  3. me alegro de que esteis ya de regreso de la montaña... muchas gracias por contar lo que habeis hecho durante estos días y por las fotos... los paisajes que se ven en ellas son preciosos... y me ha gustado verte... ahora descansar y reponer fuerzas que falta os hará después de lo vivido!!! un bezaso!

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